6/4/18

De sulfitos y otros demonios



El anuncio de Estrella Damm de cada año es al verano y el buen tiempo lo que el spot de la lotería a la Navidad.
Cada temporada la famosa marca de cerveza recurre a historias cargadas de positividad, situadas en algún enclave paradisiaco español y protagonizadas por los actores más importantes del momento.
Este año le ha tocado a la actriz Anna Castillo y al chef Alberto Chicote, quiénes han viajado hasta Menorca para grabar un spot que ha dado mucho que hablar. Pero no por los tintes cómicos del guión, ni por la belleza de los paisajes que salen en escena, sino por el modo en que declaran como una gran virtud de la cerveza que no posea ni sulfitos ni organismos modificados genéticamente (OMG).
Ni qué decir tiene que, en dosis adecuadas, ninguno de esos compuestos resulta perjudicial para la salud del consumidor. Como biotecnóloga, podría centrarme concretamente en los muchos beneficios que pueden aportar los OMG a la industria alimentaria, pero este es el carnaval de química, y los químicos en este caso son los sulfitos.  Veamos entonces por qué es un error demonizarlos.

Un aditivo muy antiguo

Los sulfitos son sales procedentes del ácido sulfuroso que ya se añadían a los alimentos en tiempos de los antiguos romanos  para evitar que proliferaran en ellos hongos o arañas que pudiesen estropearlos. Más tarde se descubriría que cuando se oxidan para generar sulfatos evitan a su vez la oxidación de los alimentos, por lo que tienen un gran poder antioxidante.
Desde entonces, su uso se fue extendiendo por todo el mundo, especialmente en la fabricación de bebidas alcohólicas, como el vino o la cerveza. Pero hicieron falta varios siglos para descubrir que debían medirse muy bien las dosis para evitar generar problemas, tanto en el sabor y la apariencia del producto, como en la salud de los consumidores.
Con el tiempo estas dosis se han ido limitando lo suficiente para que puedan ejercer correctamente su función, pero sin causar daños. De hecho, la última revisión de la European Food Safety Authority (EFSA) establece que los siete sulfitos que normalmente se utilizan como aditivos son totalmente seguros en las cantidades adecuadas. 
Según dicha autoridad, se considera inocuo el consumo de este tipo de aditivos cuando no supera los 0’7 mg/kg de peso corporal. Si tenemos en cuenta que por ley la cerveza no debe contener más de 20 mg/l, una persona de unos 70 kilos debería tomar más de dos litros para poder sufrir algún mínimo síntoma. Ahí entraría en juego el famoso dolor de cabeza que sentimos cuando nos colamos con la cerveza, pero ese sería un problema menor en comparación con la dosis de alcohol a la que iría asociado.
Además, la EFSA revisa regularmente estas directrices, con el fin de garantizar que se puedan consumir de forma segura.
Sí que es cierto que algunas personas son especialmente sensibles a los sulfitos, sobre todo algunos asmáticos, pero se trata de una sensibilidad poco frecuente, que deber ser tratada de forma individual, como cualquier otra alergia o intolerancia.

Miedo a lo natural

Lo más curioso de este tipo de miedos al uso de aditivos químicos es que por lo general suelen ser sustancias que se producen también de forma natural en el organismo de los seres humanos. Concretamente, algunos sulfitos se generan como producto del metabolismo de los aminoácidos, sin causar problemas sanitarios.
Es una pena que un personaje como Chicote, que ha protagonizado programas sobre nutrición basados en evidencias científicas, participe en un anuncio en el que se defienden este tipo de premisas.  A mi parecer es un gran profesional, por lo que imagino que no disponía de toda la información al respecto a la hora de rodar el corto.
Sin embargo, no deja de ser peligroso que alguien como él haga este tipo de declaraciones en televisión. Al fin y al cabo, su aparición en programas como Pesadilla en la Cocina lo ha dotado de una gran autoridad, que con este anuncio podría convencer a los espectadores de una realidad que no es totalmente cierta. Sobre todo si se tiene en cuenta que la cerveza es una bebida alcohólica, cuyo abuso puede provocar problemas hepáticos, daños estomacales, infertilidad y varios tipos de tumores. Los sulfitos añadidos a dosis adecuadas no producen ni una mínima parte de todos esos perjuicios. ¿Para qué preocuparse?
Esta entrada participa en la LXVII edición del Carnaval de Química, Holmio, alojada en el blog descubrirlaquimica2 @descubrequimica

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